En mi lectura inacabable sobre creatividad en busca de completar el año de Doctorado, he descubierto una nueva técnica de creatividad que desconocía.
Se denomina “catchball” y ha sido desarrollada por los japoneses. Funciona de la siguiente manera: una de las personas del equipo da una idea y quien la recoge asume la responsabilidad de comprender, reflexionar y mejorarla. El colaborador que la ha recogido la expone de nuevo con sus matices y explica cómo la mejoraría; entonces otra persona debe tomarla y hacer lo mismo con ella. Así se va desarrollando un ciclo de mejora gradual de propuestas, problemas, objetivos, … dependiendo del uso que se le quiera dar. Una de las ventajas de la técnica es que al ser participativa desarrolla un sentimiento de propiedad compartida y de compromiso con la idea.
Se denomina “catchball” y ha sido desarrollada por los japoneses. Funciona de la siguiente manera: una de las personas del equipo da una idea y quien la recoge asume la responsabilidad de comprender, reflexionar y mejorarla. El colaborador que la ha recogido la expone de nuevo con sus matices y explica cómo la mejoraría; entonces otra persona debe tomarla y hacer lo mismo con ella. Así se va desarrollando un ciclo de mejora gradual de propuestas, problemas, objetivos, … dependiendo del uso que se le quiera dar. Una de las ventajas de la técnica es que al ser participativa desarrolla un sentimiento de propiedad compartida y de compromiso con la idea.
Lo más curioso de la técnica es que se remonta al método Socrático de la mayéutica. Y casualmente, el coaching se basa también en este tipo de diálogo. Es increíble y admirable la capacidad de los clásicos para seguir ofreciéndonos nuevas maneras de aplicar sus conocimientos a nuestro tiempo.
Fotos: archivo personal
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