Estas navidades las he pasado “repartida” entre Guatemala y España. El rápido cambio de países, la corta estancia y en especial, el sentido de estas fechas, me han obligado a adaptarme al lugar en el que me encontraba. El jet lag, más que de horarios, ha sido de valores, creencias y costumbres, y me ha hecho recordar ese concepto antropológico sobre el que hace algún tiempo leí algo, la relatividad cultural. Que interesante pensar que no existen verdades universales sino más bien verdades culturales. Que cantidad de posibilidades encierra esto. Si no existen verdades universales, si cada sociedad tiene sus principios, si a la persona hay que entenderla dentro de su contexto, que fácil comienza a ser el comprendernos todos.
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1 comentario:
Muy cierto!!!!! En la diversidad y relatividad está le esencia de las vida y de las relaciones,
besis!
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